28/11/2009

Hitos de la expansión colonial de Númenor

El interesante ensayo de Francisco Jaqueti Valandil sobre “La Expansión Colonial Númenóreana” me ha animado a recopilar la siguiente cronología. Me ha parecido interesante incluir en algunas de las fechas (todas de la Segunda Edad del Sol) el salto cualitativo que supuso el acontecimiento. Y recordad que parte de esto es “receta de la casa”:

600 Veantur arriba en Lindon, convirtiéndose en el primer númenóreano en pisar la Tierra Media desde que los edain se llaman de aquella manera, mostrando que se puede llegar a la Tierra Media. Tiene un revelador encuentro, auspiciado por Gil-galad, con descendientes de los edain que no llegaron a ir a Númenor, a los que encuentra en un estado cultural más primitivo.

Ss. VIII-IX El príncipe Aldarion realiza exploraciones extensas de las costas de la Tierra Media. Le llegan noticias de cierta voluntad hostil en el Este, y en el Oeste se cobra conciencia de que el Mal puede haber dejado raíces en regiones distantes de Arda.

Ss. IX-XI Aldarion, ya Rey, establece unas primeras explotaciones permanentes en la Tierra Media, iniciando el interés por ellas más allá de lo pintoresco.

1075-1280 Tar-Ancalime, sucesora de Tar-Aldarion, retira todo patrocinio del Cetro sobre las empresas en la Tierra Media, manteniendo continuidad sólo los establecimientos de las orillas del Gwathló y una franja de la costa de Harad al sur de Umbar.

S. XIII El Gremio de Aventureros, sobreponiéndose al fin a la dejadez del Cetro, retoma la labor de Tar-Aldarion por sus propios recursos, convirtiéndose el impulso de Tar-Aldarion en una corriente propia independiente de lo que opine el Rey.

1583 Tar-Telperien reglamenta la actividad colonial mediante las nuevas instituciones de las cartas de colonización y el Almirantazgo. Las primeras procedimentan el proceso de creación y subsistencia de colonias. El segundo surge de un acuerdo con Ciryandur, jefe del Gremio de Aventureros, reconociendo la autonomía de éste pero sustituyendo a Ciryandur, a su muerte, por un Almirante de designación real, que comandará todas las flotas que operan en la Tierra Media. Con todo ello, el Cetro toma el control de las actividades en la Tierra Media y asegura la viabilidad de las fundaciones.

S. XVII Sauron sale a la luz y Gil-galad pide ayuda a Númenor. Tar-Telperien dilata los preparativos para la guerra con obsesiva preocupación por la seguridad de los soldados y cuando Sauron se apresta para iniciar la guerra, la Reina, incapaz enviar a su pueblo por primera vez a la batalla, abdica en su sobrino Tar-Minastir. Éste termina los preparativos y envía la flota, con lo que los dúnedain inician un nuevo tipo de actividad en la Tierra Media: la guerra.

1701 Victoria contra Sauron en el Oeste gracias a la intervención decisiva de los dúnedain. La toma de conciencia del verdadero poder de Númenor y los trofeos de la guerra empiezan a tornar la satisfacción de los dúnedain por los bienes del mundo en codicia y el contento con la larga vida de que disfrutan en anhelo de inmortalidad (comienzo de la Sombra, incluido el culto a la muerte y el declive de la longevidad).

Ss. XVIII-inicio del XIX El príncipe Ciryatan aplaca dicha codicia viajando por todas las costas mortales que no tienen hielos permanentes. Conocidos los límites del mundo, surge la idea de tutelarlo y luego dominarlo, pero el filósofo Adûnazil de la escuela de Ondosto añade la condición de que ha de hacerse lejos de los Valar y los elfos.

S. XIX La completa ocupación del territorio de la Isla de Númenor, la rebelión del príncipe Mûrazôr (futuro Rey Brujo) intentando tomar por la fuerza el control del Gremio de Aventureros y sus posesiones en la Tierra Media y las ideas políticas de Adûnazil llevan al Rey Tar-Ciryatan a suprimir el Gremio y sustituirlo por los reinos coloniales, de entidad superior a las colonias. La posesión de tierras en la Tierra Media deja de ser sólo cuestión de individuos (colonias) para pasar a ser también un hecho del Estado númenóreano (reinos).

S. XX Primera Guerra de Eriador (1914-43) contra los nativos y expansión de Ciryatandor (1919-79) bajo Herundil, con los que la guerra se establece como un instrumento para el dominio colonial, y cada vez más habitual.

2280 Guerra de los Renegados contra Herundil y Adûnaphel, aliados y luego sometidos a Sauron por medio de dos de los Nueve Anillos. Es la primera guerra con númenóreanos en ambos bandos, si bien no muy sangrienta para ellos.

S. XXIII Ruptura entre elendili y hombres del Rey en Númenor; los elendili, cada vez más incómodos en la madre patria, hallan sus propios motivos para emigrar a la Tierra Media, nutriendo robustamente sus colonias, donde las tensiones con los hombres del Rey son menores.

2577-2743 Victorias de Tar-Calmacil (casi todas aún siendo príncipe) y fin de los Años Oscuros, que rinden definitivamente toda la fachada mortal del Belegaer (excepto las tierras élficas de Lindon y Belfalas) e incorporan territorios en todos los continentes mortales, incluidas las Tierras Quemadas del Sol y las Oscuras del Sur. Los númenóreanos comienzan a convencerse de su invencibilidad.

2750 Primeras revueltas en el Imperio protagonizadas por númenóreanos mismos, no por hombres menores. Desde este momento todos los retrocesos de Númenor (locales a pesar de todo) se deberán a debilidades internas: revueltas de terratenientes (por todo el Imperio en 2750-70, independencias de Tantûrak en 3017 y de Sakal an-Khâr en 3028), excesos tributarios, mezquinas guerras sucesorias (Míredor 3213-15), la inanidad de Tar-Ardamin, el nacionalismo anti-Valar y racismo de Ar-Adûnakhôr (que segregó a los elendili y enanos y apartó definitivamente a los elfos), el asentamiento de los ejércitos.

3033-3102 El Rey Ar-Sakalthôr intenta frenar la degeneración del Imperio reorganizándolo en nueve gobiernos civiles sobre los que dominan los correspondientes gobiernos militares y capitanías sólo dependientes del Cetro. Ordena jerárquicamente las fuerzas armadas (ocho flotas, seis ejércitos), recupera la movilidad de los ejércitos y establece las flotas en la Tierra Media.

3175-3243 Durante la guerra civil en Númenor, el Imperio, sujeto firmemente por Pharazôn desde su gobierno de Umbar, permanece en paz y suministrando fielmente a las fuerzas del Rey, aunque no se puede impedir que algunos rebeldes de las colonias acudan a la metrópoli para apoyar a su partido.

3255-3319 Reinado conquistador de Ar-Pharazôn, en que en la Tierra Media vuelven a aunarse los esfuerzos de los elendili y los hombres del Rey contra los enemigos de la nación númenóreana. Sauron se entrega, sus súbditos son sometidos y el Imperio alcanza su máxima descomunal extensión: aparte de los extremos ardientes del Este y los fríos del Norte y el Sur, sólo Mordor y los reinos élficos quedan fuera de él.

3310-19 Los exagerados esfuerzos de la leva y construcción del Gran Armamento concentran la gran mayoría de las fuerzas del Imperio en Númenor, de donde por el contrario sus últimos elendili huyen a las colonias. Por ello con la destrucción del Armamento, el hundimiento de Númenor y la ruina de muchos puertos por el oleaje del Cambio del Mundo, el Imperio queda al mando de cuadros locales largamente incomunicados los unos de los otros.

S. XXXIV El intento de Elendil de reunir a todos los númenóreanos supervivientes en la Tierra Media es frustrado por el rechazo de Herumor y Fuinur, que gobiernan Umbar, certificándose la ruptura del Imperio de Númenor: tanto los hombres del Rey no sometidos a Sauron (notablemente Bellakar) como los elendili de las costas del Índico y el Pacífico permanecen aparte de la monarquía en el Exilio.

3434-41 La Guerra de la Última Alianza destroza los remanentes del Imperio: los elendili y númenóreanos negros orientales se diezman mutuamente en el Índico; los reinos Númenóreanos del Lejano Harad son arrasados por revueltas indígenas; Umbar y Ciryatandor terminan de arruinarse en luchas internas entre adoradores y enemigos de Sauron, y Arnor sale muy debilitado. Con los menores daños, a pesar de su vecindad con Mordor, queda el reino de Gondor formado en torno a la vieja base naval de Pelargir.

© Breogán Rey, 2009.

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