16/05/2018

Un viaje por la Tierra Media: Geografía, Historia y rol

Lo que sigue es la transcripción aproximada de una humilde charla para miembros del club de juegos de mesa El Dado Rúnico que di en Arte9, Madrid, el 30/04/2018. Es aproximada por dos motivos: el primero, que el vídeo no me permite extraer mis propias palabras debido a que la cámara estaba torpemente ubicada junto a una ruidosa mesa de juego; el segundo, que determinadas circunstancias de lo que era una charla relativamente informal no son transcriptibles por tratarse de muletillas inadecuadas, palabras acompañadas de gestos, y coloquialismos o trabucamientos varios; además de que me ha parecido conveniente introducir aclaraciones mediante notas. Con todo, comprobará el lector que el estilo informal es patente.

Ofrezco antes, a modo de registro, el esquema de lo que pretendía decir, que por circunstancias del momento decidí reordenar sobre la marcha; se puede comprobar que preveía algún elemento más que lo que figura en la transcripción, y con alguna pequeña alteración de orden. Al esquema sigue ya la transcripción.

0.      Presentación del orador
0.1.   No lingüista como Tolkien, ni historiador: lcdo. Física, varios trabajos, profesor de Matemáticas. Interés en Historia y Lingüística à naturalmente Tolkien, que las incluye, en orden inverso
0.2.   Tampoco he jugado nunca a rol, pero había tanto de Historia en MERP que fui a él sólo por eso
0.2.1.Mi aproximación a Tolkien: Glosario à Gibbon y el formato crónica, con el objetivo, entre otros, de conexión geográfica y cronológica con la Historia real
1.      El desarrollo por Tolkien mismo
1.1.   La Historia de la Tierra Media:
1.1.1.Tolkien siempre tuvo en mente hacer una mitología para Inglaterra (parecido al Kalevala de Lönnrot), pero los horizontes se extendieron con los años y sucesivos libros
1.1.2.los Cuentos Perdidos se situaban en torno a la lucha final contra Melkor, y la Isla Solitaria iba a ser Inglaterra: origen de la Primera Edad o Días Antiguos
1.1.3.C.S. Lewis, viaje espacial/temporal, versión de la Atlántida y la Segunda Edad
1.1.4.La Historia de El Hobbit y la inesperada conexión con el legendarium
1.1.5.Secuela de El Hobbit: El Señor de los Anillos y la ubicación definitiva: la geografía del NW se expande (= Europa), surge la Tercera Edad, y la Cuarta Edad se habrá de diluir en la Prehistoria real (como el Conan de Howard)
1.2.   Los complejos esquemas de transmisión: punto de vista de traductor de relatos de otros
1.2.1.Eriol à Ælfwine
1.2.2.hobbits y otros protagonistas
1.2.3.representación de lenguas de la TM mediante lenguas históricas
1.3.   Puntos de vista: tentación omnisciente (El Hobbit) para acabar en el “por supuesto, un manuscrito” del transmisor de historias necesario
2.      El desarrollo por RPGs
2.1.   orígenes del MERP
2.2.   el punto de vista narrativo
2.2.1.equipos variopintos, Tolkien seminal; incompatible con una Tierra Media no tan variada en cada esquina
2.2.2.exploración/desarrollo exhaustivos para el DJ, omnisciencia incompatible con el cronista
2.3.   Las ediciones del MERP
2.3.1.“Primera edición”: el NW, la época post-Plaga y los desarrollos de Harad
2.3.2.“Segunda edición”: colaboración internacional y profundidad histórica
2.4.   momento de contacto con ICE: ofrecimiento de mi libro como de referencia, y lo que desconocía y ahora sé
2.5.   redirigido a Chris Seeman y finalmente a Martin Baker y Reunion, que vivió la transición de un grupo de mailing a internet
2.6.   los fanmodules, aún de MERP
2.7.   Decipher y el LotRRPG
2.8.   Other Hands, Other Minds y vuelta a la luz con TOR y sus equipos más internacionales

Antes de nada, me disculpo por mi contradicción como orador sobe este tema, porque no soy lingüista: soy físico como tantos otros físicos frikis y, aparte de otros trabajos, tengo la suerte de dedicarme a ser profe de Mates. Luego está la vertiente del juego de rol y también soy contradictorio porque no he jugado nunca. Entonces ¿cómo demonios tengo la cara para venir aquí a hablaros de esto?

La cuestión es que durante años y años los libros de juegos de rol de la Tierra Media tenían un montón de información de la parte que a mí me interesaba, que era la parte de Lingüística y de Historia. Realmente, Tolkien tiene mucho de Lingüística y de Historia —él montó toda su mitología para ofrecer una Historia para las lenguas que había inventado desde niño— y, gustándome la Lingüística y la Historia —realmente no sé si me equivoqué de carrera o no— me interesó mucho Tolkien; aparte de que en los libros del juego de rol metían mucha Historia porque lógicamente el director de juego necesita tener mucho trasfondo y mucho ambiente.

Mi aproximación a Tolkien no solamente fue pasiva, sino que en su momento, como tantos otros, inicialmente, en plan afición, me hice mi propio glosario. Si os habéis fijado en las estanterías donde están los libros de ciencia-ficción, fantástica y “juvenil”, que es donde suelen estar los libros de Tolkien, entre ellos hay muchas enciclopedias —unas cuantas; de lustro en lustro sale alguna. Después fui transformando ese glosario en una crónica, porque me parecía que los libros de Historia que a mí me gustaban tenían que ser como una crónica: Historia que se lee como un relato.

A base de ir incorporando una fuente tras otra, de leer muchos de los libros del juego de rol y extraerles todo lo posible —veremos en qué aspectos es contradictorio el juego de rol con Tolkien—; en fin, a base de acumular acabé sacando esta “cosita”, que no es un libro publicado sino que es una publicación/impresión privada para decirme que había acabado algo algún día y para regalar una copia a un amigo por su boda. Es una obra que no tiene por qué ser un libro; sigue acumulando información sobre todo en base a los que desarrollan hoy en día la Historia, que crean nuevas cosas, que son los libros de rol.

En definitiva, de lo que voy a hablar es, por un lado, de cómo Tolkien creó la Geografía y la Historia de su mundo —de ahí esa parte del título de la charla—, y por otro de cómo lo heredó en su momento el juego de rol de la Tierra Media y lo ha ido desarrollando en los últimos tiempos y, como decía antes, en qué aspectos es coherente y en qué aspectos no lo es: si hay justificación, no la hay, etc.

Pues bien, no sé en qué medida estáis familiarizados con Tolkien, pero a lo mejor os suena aquella cosa de que Tolkien quería por encima de todo crearle a Inglaterra una mitología. En el siglo XIX, empezando ya por los hermanos Grimm y otros folcloristas, hubo una serie de gente que todavía hoy en día se debate si lo que hicieron fue recopilar simplemente o metieron algo de su mano: si además de recopilar historias folclóricas, populares, etc. hicieron algo más, si modificaron. No se sabe muy bien.

Uno de estos folcloristas era un señor de Finlandia —que en aquellos tiempos era un páramo disputado entre Suecia y Rusia—, de nombre Elias Lönnrot, que compiló y medio inventó el Kalevala, una serie de leyendas referidas a Finlandia[1]. Y dice Tolkien: «Si este señor y aquel páramo de allá del Ártico tienen una “mitología nacional”, Inglaterra no puede ser menos». Le parecía que Inglaterra era muy pobre en ese aspecto[2].

Lo que hizo fue empezar, en tiempos en los que estaba convaleciente después de combatir o medio combatir en la Primera Guerra Mundial, una serie de historias que acabó constituyendo algo que os sonará: el Silmarillion. El Silmarillion son unas leyendas con un tono un tanto bíblico y las historias que él dejó sin acabar cuando se murió en 1973 ya aparecen en esos primeros tiempos en que era un chavalín de veintitantos.

Esas historias aún no tenían una geografía ni una cronología muy claras. De hecho, en esas historias que está inventando él se sitúa desde el punto de vista del traductor de cosas que otro escribió. Es el recurso típico de Cervantes en el Quijote, o, si lo habéis leído, en El nombre de la rosa, Umberto Eco empieza con “Naturalmente, un manuscrito”, en plan de disculpa por situarse en ese punto de vista. Lógicamente es una obra que él ha escrito, pero situándose un autor de esa manera puede obviar incoherencias que se quita de encima para que no venga el típico lector friki diciendo:
—Mira, en el capítulo nosecuantos…
—Ah, no, eso lo dijo el autor y yo estoy traduciendo.
Al mismo tiempo eso obliga al autor a situarse en qué punto de vista es verosímil para un cronista real. Un cronista real tiene una serie de limitaciones porque sólo puede contar lo que le han dicho otros de segunda mano o lo que él ha vivido, etc. Tolkien se sitúa en este punto de vista y supone que las historias se las habrían contado a un marinero que llega a una isla distante del Occidente. Ese tema lo toca mucho Tolkien a lo largo del desarrollo de la mitología; es un tema que existía en las leyendas célticas, el de la isla occidental donde vivían unos seres inmortales sin mucha definición. Sabréis que en la Edad Media las leyendas irlandesas pasaron por un filtro cristiano, dejando aquello irreconocible, pero podemos decir hoy en día que el nombre de Breogán, que es el mío, todavía corresponde más o menos al de un rey de los elfos allá en el lejano Occidente. Por tanto esa pequeña satisfacción a mí me cabe.

Pues ese marco en que el marinero viaja a esa isla occidental, donde le relatan una serie de historias y vuelve hacia el oriente, es el marco en el que se movió Tolkien inicialmente y aunque en el Silmarillion definitivo que publicó el hijo de Tolkien no aparece ese marinero, sí está subyacente la idea de que son historias relatadas a este hombre.

De hecho, esa isla solitaria fantástica del Occidente se suponía que en su momento habría de volver hacia el Oriente —porque había sido una especie de isla-transbordador que se había llevado a los elfos de un lado para otro— y se quedaría en su sitio actual, que no sería otro que Inglaterra. Es decir, esa isla de las hadas —Tolkien las llamaba así en aquellos tiempos todavía— sería Inglaterra, o Inglaterra e Irlanda. Por tanto, ese marco de la “mitología para Inglaterra” estaba claramente realizado en que las historias que le cuentan a aquel marinero son las historias de Inglaterra, y punto.

Luego, como tantas otras cosas en su obra literaria, Tolkien empezó y no acabó; dejó hilos sueltos. Una de las cosas que empezó fue, en los años 20, con su amigo C.S. Lewis —hoy en día conocido por las películas de Narnia en España; en los países anglosajones es más conocido por su literatura— dijeron: «Vamos a ver quién escribe una historia de un viaje en el tiempo y quién un viaje en el espacio», porque no les gustaba la clase de historias que ellos leían de literatura fantástica en aquellos tiempos.

Lo echaron a suertes y a Lewis le tocó el viaje en el espacio y a Tolkien el viaje en el tiempo. De esa historia de viaje en el espacio de Lewis salió una obra de ciencia-ficción, la “Trilogía Cósmica”. Por cierto que, de que de Tolkien y Lewis, echando a suertes para decidir una historia de fantasía, saliera una historia de ciencia-ficción nos da la idea de cómo en aquellos tiempos los dos géneros estaban muy indiferenciados: ciencia-ficción y fantasía en aquellos tiempos eran lo mismo; ambas ramas eran romper una serie de reglas del mundo real para inventarse historias.

De hecho, como paréntesis, hay que pensar que cuando a Asimov le dieron el premio Hugo a la mejor serie de todos los tiempos, él se sorprendió de ganarlo porque pensaba que se lo iban a dar a Tolkien. Es decir, el que Asimov considerara que un premio a una obra de las suyas, que clasificamos hoy en día como ciencia-ficción, lo considerara apropiado para Tolkien, que hoy clasificamos como fantástica, nos indica realmente hasta qué punto eran lo mismo.

Paréntesis aparte, Tolkien empezó su historia de viaje en el tiempo que consistiría en tres parejas padre-hijo, los tres padres y los tres hijos con los nombres equivalentes entre sí, que vivirían una pareja en los tiempos de la Atlántida —y con ello Tolkien aprovecharía para hacer una versión de la Atlántida—, otra viviría en una época semilegendaria en el inicio de la Edad Media, y la otra en los tiempos actuales.

Pues bien, como dije, Tolkien empezó pero no acabó, pero incurriendo en otra de las tónicas habituales de su obra, lo que sí hizo fue enganchar esa historia que empezó a las leyendas que él venía escribiendo desde la década anterior, a esa mitología que él quería crear. Por medio de esa su versión del mito de la Atlántida incorporó una nueva “capa” de Historia y de Geografía, y fue cuando empezó a definir lo que acabaría siendo el conocido mapa del noroeste de laTierra Media.

Éste se empezó a definir en aquellos tiempos en que él se dijo: «Ya no me vale la misma isla (esta isla que iba a ser Inglaterra); no me encaja bien» y empezó a concretar un poco más, de tal manera que a raíz de esa historia que empezó y no acabó ya tendríamos una estructura de dos capas:
  • la primera, los Tiempos Antiguos, llamados la Primera Edad, que correspondía a las leyendas originales,
  • y una segunda capa que corresponde a los tiempos en que florecía Númenor, que es el nombre que daba Tolkien a su versión de la Atlántida, que serían la Segunda Edad.

Pero en esto hay una serie de circunstancias casuales que hacen que finalmente acabe añadiendo una capa más de Historia y de Geografía, que además es la que más fama dio a Tolkien, que es la de El Señor de los Anillos. Inicialmente, como sabréis, las historias de El Señor de los Anillos, que empezaron con El Hobbit, no tenían que ver con su mitología, o eso se creía hasta hace pocos años. Él empezó a escribir una historia para sus hijos y dio la casualidad de que la conoció un editor que le dijo que se podía publicar, y tuvo un relativo éxito en los años 30.

El propio hijo de Tolkien y editor de sus manuscritos, Christopher Tolkien, siempre consideró que El Hobbit no pertenecía al legendarium que se llama, al tronco principal. Pero como Christopher Tolkien, ya hace más de diez años estaba un poco mayor para andar analizando manuscritos con lupa, “encargó” a un especialista de Estados Unidos que publicara los manuscritos de El Hobbit en sus diferentes versiones.

Christopher Tolkien, desde que empezó publicando el propio Silmarillion, que son las versiones más definitivas del legendarium que él fue capaz de reunir, fue publicando a lo largo de los años 80 y principios de los 90 todos los manuscritos de su padre pero dijo: «Aquí, entremedias, está El Hobbit, pero como no pertenece a la mitología, lo dejamos aparte». Luego, por los motivos que fueran, «vamos a publicarlos igualmente», pero por otro especialista. Pues bien, este señor especialista, John Rateliff —éste es uno de los tomos en inglés porque no está traducido—, demuestra exhaustivamente mediante el análisis pormenorizadísimo de los manuscritos y sus correspondencias hasta qué punto Tolkien tomó prestado de todas las cosas que él venía desarrollando, y que El Hobbit sí pertenecía a la mitología desde el principio, no porque Tolkien lo quisiera explícitamente, sino porque para empezar tomó prestado muchísimo de sí mismo.

Pero incluso hay un momento en que, en una de esas frases tachadas que tenía él por allí, decía «menos de un siglo ha pasado entre esos hechos y el tiempo de nuestra historia»[3], y esos hechos a que se refiere son una de las leyendas del Silmarillion. Probablemente Tolkien anduvo durante un tiempo considerando que El Hobbit fuera en realidad un capítulo del Silmarillion o algo por el estilo; no lo definió mucho hasta que escribió El Señor de los Anillos, donde sí ya explícitamente coloca El Hobbit y su secuela que es El Señor de los Anillos dentro de la mitología.

Y no sólo eso, sino que al componer para sí el esquema de cómo encajaba añadió una nueva capa de Geografía y de Historia, lo que sería la Tercera Edad. No le quedó más remedio: casi los nombres de “Primera Edad”, “Segunda Edad” y “Tercera Edad” son una explicación cronológica externa de cómo el autor fue inventando: «Lo primero que inventé fueron las leyendas de una Antigüedad, luego me inventé mi versión de la Atlántida y luego El Hobbit y su secuela».

La Tercera Edad es la época “definitiva”, cuando tiene lugar la Guerra del Anillo famosa, y se supone que la Cuarta Edad es la época en que los tiempos legendarios se van difuminando y todo se va convirtiendo en la Prehistoria del mundo real.

Tolkien, que tenía con las leyendas de la Primera Edad definidas las tierras que en el mapa del noroeste de la Tercera Edad están ya bajo el mar, en los años 20 y principios de los 30 con la historia de Númenor empezó a desarrollar la línea de la costa hacia el sur. Y nos encontramos cuando publica El Hobbit y El Señor de los Anillos que el mapa replica de una manera muy curiosa la geografía que tenía pensada para la Primera Edad.

Tenemos en El Hobbit, al contrario que en El Señor de los Anillos, que pasar del país de los hobbits a la casa de Elrond es pasar página, un cambio de capítulo, de tal manera que el mapa de El Hobbit, que corresponde al cuadrante nordeste del mapa de la Tierra Media, empieza en la llamada “última casa acogedora”, la última tierra civilizada antes de las Tierras Salvajes. Y a partir de aquí es cuando Tolkien empieza a montar unos paralelos curiosos:
  • casas de los elfos;
  • Montañas Nubladas;
  • río grande;
  • hombres del Bosque un poco más al sur;
  • ese mismo Bosque es uno muy oscuro, muy misterioso, con arañas;
  • en medio del Bosque, el reino de los elfos, que pelean con las arañas y van retrocediendo y que tienen una capital subterránea;
  • un río que va hacia el Lago;
  • la Montaña Solitaria;
  • un río que se llama “Rápido”.

      Éste podría ser el mapa de Beleriand, las tierras de la Primera Edad que en el mapa de la Tercera están sumergidas. Esto explica una serie de duplicados en los que Tolkien al final dijo: «Espérate, para no ser tan burdo de copiar una cosa que yo ya tenía y que cuando se publique, si algún día se publica (que al final no lo publicó nunca), la gente diga que esto es un plagio de mala muerte, vamos a aprovechar y vamos a hacer cosas nuevas; unas serán las de El Hobbit y otras serán las de los Tiempos Antiguos»; esto se conoce gracias a John Rateliff y su análisis punto por punto.

Gracias a ese “autoplagio” y a las explicaciones con las que Tolkien sale del paso se explican unos cuantos duplicados:
  • En la Primera Edad hay la misma gente que en la Tercera, pero al tener una réplica de los elfos en el Este, él dice: «No, éstos eran elfos que venían de las tierras del oeste que se hundieron bajo el mar y replicaron la arquitectura que ellos conocían», etc.
  • En cuanto a las arañas, los bosques eran mucho más extensos, e igual que se expandieron por unos de los bosques conocidos en la Primera Edad también lo hicieron por otros más al Este.

Luego, a Tolkien le quedaron una serie de aparentes “vacíos” o de correspondencias más veladas:
  • La Ciudad del Lago, Esgaroth; pero resulta que el río que en la Primera Edad pasaba por medio de los bosques se llamaba Esgaduin[4]. Cuando uno se da cuenta, esto explica muchas cosas[5].
  • El río que desciende desde el Lago Largo se llama Celduin, que significa “Río Rápido”, o “Curso Rápido”, y resulta que en la posición equivalente de la Primera Edad había un río cuyo nombre tenía exactamente el mismo significado, Celon. Es básicamente lo mismo: uno se llamaba el “Río Rápido” y el otro el “Rápido” y punto.

En definitiva, se ven una serie de duplicados que Tolkien aprovechó para meter variedad, un poco de riqueza, pero cuando lo analizas, dices: «A lo mejor tampoco se lo pensó mucho». Pero bueno, sin que llegue a ser una decepción para el “superfan” que no conocía el trasfondo, sí se puede alabar a Tolkien por haber logrado de ello cosas medianamente originales.

En fin, como habíamos dicho, la etapa definitiva es El Señor de los Anillos; con los hechos de éste y poco posteriores se acaba la Tercera Edad y ya tenemos las diferentes zonas geográficas:
  • la que se hunde bajo el mar;
  • las costas que conoceremos después, que fueron colonizadas por los númenóreanos, es decir los atlantes; y
  • los que serían escenarios de las historias de El Hobbit y El Señor de los Anillos;

y al mismo tiempo, Primera, Segunda y Tercera Edad, y ése es el esquema definitivo de Tolkien.


Por hacer un poco el paso a cómo se relaciona esto con el juego de rol, ya os he comentado el tema del punto de vista del narrador y el cronista. Pues bien, el juego de rol, por necesidad del director de juego —yo, sin saber mucho de juegos de rol, puedo decir que los de la Tierra Media tienen el esquema de un director de juego y varios jugadores, además de los personajes no jugadores—, tiene un punto de vista necesariamente contrario, a saber: uno totalmente omnisciente, porque el director de juego no puede decir: «Espérate, que a mí como el cronista no me ha contado esto, si tú te vas por estas escaleras arriba no sé lo que hay». Obviamente el director de juego no puede hacer esto; tiene que tener un plano muy detallado, con la historia de cada esquina, la tienda, la taberna y no sé cuánto más, y si te encuentras con no sé qué personaje, cómo se tiene que comportar, qué historia ha vivido, etc.

Esto es una contradicción con el punto de vista de Tolkien. ¿Está mal? No; es necesario para el juego de rol, en el que necesitas adoptar un punto de vista omnisciente, necesitas saberlo todo; mientras que Tolkien había hecho su elección y punto.

Por otro lado está esa diversidad que se encuentra en el juego de rol que procede del hecho de que, a pesar de que todos los jugadores están igualmente interesados por él, cada persona es un mundo y cada persona escoge su personaje como le parece. Diríamos que esto encaja bien con el esquema de La Comunidad del Anillo: un grupo de personas variopinto, cada una con sus características típicas, lo que viene muy a mano para el juego de rol, en el que cada uno tiene sus intereses y hay variedad de caracteres, etc.

Creo que hoy en día quien no está familiarizado con las historias de ciencia-ficción, fantasía, etc., cada vez que ve una película o algún libro de estos estilos, dice: «El Señor de los Anillos es una cosa supertípica: un montón de tíos que van a hacer sus viajitos, luego unos van por un lado, otros por otro y tal… ves fantasmas, y ¡magia!» —esa palabra que Tolkien no utilizaba. Pero la cuestión es que Tolkien es la piedra fundacional de las modernas novelas de ese tipo; le cabe ese privilegio de ser la original. Después ha habido otros meritorios y originales más o menos, o que copiaron lo justo, o bien… y otros menos meritorios, como en cualquier género literario. En cuanto a la fantasía moderna —obviamente ahí está la Mitología para dar fe de que la fantasía es antigua—, Tolkien es fundacional; le cabe esa originalidad de haber sido el que estableció el esquema de meter a elfos, hombres y enanos en un grupo, y además se inventa a los hobbits, que después han sido copiados con otros nombres, como el genérico de “medianos”.

Los juegos de rol de la Tierra Media[6] lo que hacen es situarse, ya que hemos hablado de Primera, Segunda y Tercera Edad, en una determinada época a mediados de la Tercera Edad. Y diríamos: «¿Cómo fueron tan ciegos que pensaron en el tirón de El Señor de los Anillos? ¡Sitúate en la época que describe el propio Señor de los Anillos!» A saber por qué lo hicieron; quizá por buscar algo más interesante o más original.

En esto estaba gente a quienes inicialmente, allá por los 70, cuando empezaban los juegos de rol de esta clase, un mundo inventado les venía muy bien, porque no estás atrapado por las obligaciones de la Historia real, o por ser realista. Pidieron la licencia y se la dieron, porque no había nadie que se dedicara a eso. Durante una serie de años la editorial Joc estuvo sacando libros como éstos en pasta dura, parecidos a los americanos originales. Esto era la primera edición: inocente, un poco simplona, pero lo era por pionera, no le quedaba más remedio, del Juego de Rol de la Tierra Media, que se llama abreviadamente el MERP, por las siglas inglesas.

En España, Joc siguió publicando hasta la segunda edición que hicieron los americanos, ya con formato diferente, igual que aquéllos, con tapa blanda —imagino que salía más barato el libro. En la segunda edición hay una tendencia que después se prolongó, que es la de incorporar equipos internacionales —en esta segunda edición hay muchos suecos, quizá por la casualidad de que uno en EE.UU. conocía a un sueco y éste tenía a sus colegas con los que jugaba.

La empresa era Iron Crown Enterprises, que yo pensaba que era una cosa así muy elevada, con lo de “Enterprises”, pero era sólo un grupo de colegas. A finales de los 90 fue cuando contacté yo con ellos —y por eso puedo contar algo curioso— porque me dije: «Vamos a ver, si yo tengo esta historia más o menos montándose, ellos tienen, por ejemplo, en lugar de los típicos módulos que iban recorriendo la Tierra Media —de hecho, por si podía proyectarlo, aproveché para hacerme mi mapa de la Tierra Media con mis chinchetas, como quien dice, y ves cómo va recorriendo todo el mapa del noroeste que Tolkien hizo: los ladrones de no sé dónde, las arañas de no sé qué, el Mar Interior…—, un manual de objetos, manual de personajes, etc.»

Yo les propuse, en aquellos tiempos previos a Internet —año 98 o por ahí, Internet estaba llegando a España—, escribiendo una carta con mi firma dirigida a esa señora que aparecía en los créditos de los libros, Jessica Ney, que era la jefa editorial de esa edición: «Igual que tenéis libros con la geografía, monstruos, personajes, etc. ¿no os interesa un manual, digamos, con la Historia?» Y me dio una respuesta típica; no un “ya te llamaremos”, pero poco le faltó. Me dijo: «En estos momentos no tenemos previsto publicar nada», por eso me sonó a respuesta típica, de quitárseme de encima.

Pero, según he sabido después, resulta que Iron Crown estaba en bancarrota. De hecho, ¿qué ocurría en torno al año 98-99? Que las películas de El Señor de los Anillos ya estaban empezando a rodarse y aún se debate hoy en día si Tolkien Enterprises, la empresa que tiene los derechos del copyright de Tolkien, ya se estaban diciendo: «Vamos a revocar la licencia, nos la guardamos, no se la renovamos, y sacamos un juego del que nosotros saquemos más tajada».

Se debate si esto fue así o no, pero la cuestión es que —sin entrar en mucho detalle, porque hay buenos artículos en Internet al respecto[7]—, ni siquiera les dejaron publicar el stock que tenían impreso, con lo cual los tuvieron que echar a reciclar o lo que fuera. Entonces era cierto lo que me había dicho Jessica Ney: no tenían nada previsto para publicación porque ni siquiera les dejaban publicar los de Tolkien Enterprises.

Jessica Ney sí me redirigió al editor de un fanzine[8], y éste a su vez a otro grupo llamado Reunion, y de ahí la breve descripción mía de qué pinto yo aquí. Reunion se presentaba como una “sociedad Tolkien alternativa” porque no les gustaba mucho la Sociedad Tolkien oficial, porque era muy rígida, y montaron ese grupo alternativo en el que la gente sólo pagaba imprimir los papeles —recordemos que era antes de Internet, todo era impreso. Reunion vivió además una transición curiosa de no-Internet a Internet y por tanto dejó de imprimir y lo que era un grupo de 30 personas pasó a 300. Eso hoy es un chiste; en Facebook cualquiera que se come los mocos enseguida junta 300, pero en aquellos tiempos en que se estaba empezando con Internet era realmente bastante gente y eso también diluyó el espíritu original. Además el propio director de aquel grupo se dedicó a otros menesteres y se fue diluyendo.

Aquellos tiempos fueron en los que se empezó a publicar lo que alguna gente había sospechado: un nuevo juego de rol que bebía y tomaba un montón de imágenes, fotos, diseño… de las películas de El Señor de los Anillos, y cuya historia por supuesto estaba basada en la época de la película. Diríamos que ése era casi un nuevo juego oficial gracias a las películas o por medio de las películas, por supuesto autorizado por Tolkien Enterprises, en el que se supone que ellos sacaban más tajada.

Pero curiosamente en esa época, así un poco subterráneamente, algunos de los que estaban en los grupos que habían desarrollado el MERP estuvieron colaborando en este nuevo juego. Pero, en fin, este juego de rol en la Tierra Media de esta época intermedia al cabo de unos años desapareció, se dejó de publicar; se supone que perdió tirón y se acabó. Durante un tiempo, lo típico, los fans siguieron publicando sus fanzines, pero éstos también se acabaron.

Hasta que, también curiosamente, en tiempos más recientes, quién sabe si porque salieron las películas de El Hobbit, va y se publica el último juego de rol de la Tierra Media, The One Ring. En este caso, oh casualidad, ambientado en la época de El Hobbit y entre éste y El Señor de los Anillos. Está claro que aprovechan el tirón de las películas —lo cual es bastante legítimo, y hasta lo más lógico por el interés que tiene para la gente—, y además, de modo muy interesante y como final feliz frente a aquella historia tan terrible del final de I.C.E., en él vuelve a estar no la misma gente pero sí los mismos equipos, digamos, después de una serie de relevos generacionales —entre los años 80 y los 2010 cabe una generación—, que venían colaborando unos con otros como colegas. En este caso, también, en aquella dimensión internacional, cuando eran suecos en los 90, ahora son italianos, entre ellos los autores del complicado juego de mesa de La Guerra del Anillo están en el mismo equipo de gente que han creado el juego de rol —por si alguien se quiere meter a jugarlo, que sepáis que es una especie de juego de rol sin libro; lo que tiene el juego de rol de tener que leer mucho, aquí hay que leer reglas pero no un sistema de juego de rol.



[1] De la familiaridad de Tolkien y su afición a estas leyendas finesas dan cuenta el hecho de que su lengua inventada más desarrollada, el quenya, tenga su mayor inspiración en la lengua finesa y que Tolkien hiciera su propia versión de la historia de Kullervo, uno de los personajes del Kalevala, al que luego dio otra versión ya dentro del Silmarillion mismo.
[2] Que Tolkien fuera editor y fundador de los modernos estudios del poema anglosajón Beowulf lo sitúan como autoridad literaria en el tema.
[3] Esto fue un error por mi parte: no son palabras de Tolkien sino una de las implicaciones de las mismas, explicitada por Rateliff en I(c).iii.
[4] En la época en que Tolkien inventó el nombre. Luego pasó a Esgalduin.
[5] Más en concreto, da una explicación externa a por qué el nombre de un río en un dialecto secundario de Beleriand acabó generando un eco en una ciudad de hombres del Norte en un lugar y tiempo distantes.
[6] Las series clásicas del M.E.R.P. de I.C.E., entiéndase.
[7] En la información sobre la historia de Iron Crown Enterprises soy deudor de A Brief History of Game #8 y #9.

2 comentarios:

  1. Como admirador de la obra de Tolkien y director de juego de MERP durante casi 30 años no puedo más que darte la enhorabuena por este genial artículo. La pregunta es: llegaste a publicar de forma amateur el libro que mencionas, y si es así donde o cómo se podría conseguir? Muchas gracias.

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  2. Perdón por el retraso en la respuesta. Hice dos copias de esa versión provisional, para mí y ese amigo, y luego remodelé sobre todo las ilustraciones. Pero todo está sin permisos, así que por escrúpulos de copyright me lo sigo guardando.

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